Natural de A Laracha, García Barros recaló en la ciudad tras la Guerra Civil, en la que acabó herido, para trabajar en la Fábrica de Tabacos. En la década de los cincuenta, la jubilación de una lotera le dio la oportunidad de hacerse con una administración hasta entonces situada en el centro, que trasladó a Cuatro Caminos, aunque no a su ubicación actual. La Favorita se instaló justo al otro lado de la calle, entre la casa de comidas Los Peares y la mercantil cívico-militar.
En sus más de cincuenta años detrás del mostrador (después de jubilado, cuando sus hijas se habían hecho cargo ya del negocio, seguía pasando por allí casi a diario), repartió innumerables premios en la ciudad. Entre ellos, uno de los más sonados, el segundo premio íntegro de la lotería de Navidad del año 1985, que dejó casi ocho mil millones de pesetas en la refinería. La suerte repartida en todos sus años de actividad le granjeó fama fuera de la comarca y enseguida empezaron a llegar clientes de toda España, incluso los emigrantes gallegos en Suiza y Alemania aprovechaban sus viajes para tentar a la suerte en La Favorita. Una reputación que sigue vigente y que se demuestra con las colas que se siguen formando cada año para adquirir los décimos de Navidad.
Hombre de buen humor y muchos amigos, dicen quienes le conocían que siempre tenía una broma para todo el mundo. Era además, un gran jugador de dominó. No en vano, no faltaba a su partida diaria en el café Delicias, a escasos metros de su administración.